viernes, 25 de enero de 2008

Cambodia - Camino a Angkor

Camboya (o Cambodia en inglés) es uno de los 10 países más pobres del planeta, y con el mayor número de víctimas de minas antipersonales. La gente vive casi exclusivamente de arroz y pescado, el cual sacan de unas pozas ponzoñosas que construyen en frente de sus terrenos y que se llenan con aguas lluvia. Tienen altas tasas de infección de todas las enfermedades tropicales y tercermundistas que se puedan imaginar: cólera, hepatitis, diarrea, dengue, leishmaniasis, etc., etc.





Cruzamos desde Tailandia a Camboya en bus, y en el borde pudimos ver grupos de gente cargando unas pilas enormes de productos (en un país donde el ingreso diario promedio de una familia es de menos de un dólar, es más barato pagar un día de salario a todos ellos que por la gasolina). Hasta se ven niños menores de 10 años llevando carros, y corriendo por las calles colgándose de las piernas de los turistas por unas monedas.


El olor a pescado seco y a pescado podrido inundando las calles y las pilas de basura hacen la escena increíblemente deprimente.


Pudiera pensarse que tenemos pobreza similar en Sudamérica, pero créanme: ¡allí es mucho, pero mucho peor! Pero la parte más deprimente fue llegar a Siam Reap (la ciudad turística desde donde se va a Angkor) y encontrarse, en vez de las carreteras sin pavimentar, la miseria y las pozas ponzoñosas, decenas de hoteles 5 estrellas en donde quedarse una noche cuesta más que lo que una típica familia camboyana gana en un año.

La mayoría de los turistas llegan en avión a Siam Reap, van a los templos de Angkor, compran en las boutiques exclusivas donde una cartera de cocodrilo cuesta más de mil dólares, y vuelan de regreso a su opulencia. Por supuesto, en el aeropuerto y dentro de sus hoteles nunca tienen la oportunidad de ver la vida real en Camboya, o darse cuenta como muchas veces las políticas de sus países han afectado la población local. No olvidemos que los estadounidenses bombardearon salvajemente Camboya en los ’70 y posteriormente en los ’80 reconocían al derrocado Khmer Rojo como el legítimo gobierno, pese a haber sido los autores del genocidio en el que aproximadamente un quinto de la población fue exterminada en pos de su utopía agraria.

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